Por qué se llama colonia
He descubierto una esencia que me recuerda a las mañanas de primavera en Italia cuando acaba de llover.
Así describe Johann María Farina (1685-1766) su invento, el “agua de colonia”, en una carta bajo el cielo gris de la ciudad que le da nombre.
El agua de colonia
A diferencia del “perfume”, el agua de colonia proporcionaba un aroma ligero y sutil muy diferente a las antiguas y fuertes esencias hasta entonces en uso.
El origen del perfume se remonta aproximadamente al segundo milenio antes de Cristo en Mesopotamia. El perfume está compuesto principalmente de aceites esenciales (mínimo un 30%), aroma fragante y solventes y su aroma perdura en la piel entre seis y ocho horas aproximadamente.
El nacimiento del agua de colonia

agua de colonia Farina
Johann María Farina, de origen italiano, inventó el agua de colonia a orillas del Rhin el 13 de julio de 1709 y su invento perdura imborrable hasta nuestros días.
En una época en la que la higiene brillaba por su ausencia y en la que abundaban las enfermedades infecciosas, ni siquiera los “ricos” se aseaban cada día.
La basura ocupaba las calles y las casas carecían de baños y aseos.
Se trataba sin duda del momento más idóneo para el lanzamiento del invento del emprendedor italiano.
Su invento fue sin duda una auténtica revolución.
Clientes aristócratas, personajes importantes y hasta el propio Napoleón que cuentan que después de sus largos baños se embadurnaba de Farina por todo el cuerpo cada día, la utilizaban.

casa Farina
Farina destilaba alcohol y lo mezclaba con diferentes extractos hasta conseguir un maravilloso aroma que se ha mantenido hasta nuestros días como objeto de amplio consumo.
La fórmula de Farina se ha mantenido custodiada y en secreto a través de ocho generaciones de la familia, todos ellos llamados Johann María.
Bill Clinton utiliza agua de Farina.
Mientras en los perfumes, la concentración de aceites esenciales es alrededor de un 30%, en el agua de colonia va del 5% al 8% y su efecto suele durar en la piel alrededor de dos horas.
En 1972 asistimos en Colonia a lo que se puede considerar el primer caso de piratería industrial de la historia.
En esa fecha, un comerciante local utilizó su propia agua de colonia y utilizó el nombre de Farina aunque pocos años más tarde tuvo que renunciar a ese nombre.
Wilhelm Mülher renombró su agua perfumada con el número de su comercio, 4711 convirtiéndola en el agua de colonia más famosa, conocida y vendida del mundo.
La tienda original se encuentra en las inmediaciones de la catedral, en el callejón de la campana (Glockengasse) y es uno de los sitios de visita obligada para los turistas.
Esta antigua tienda y su frasco de agua de colonia perduran a lo largo de los años como una de esas huellas imborrables de la historia.
Reflejos de la historia, (click aqui).
4711 es una colonia notable, discreta y elegante que no se encuentra fácilmente en todas las perfumerías.
Mientras tanto, la original que en el siglo XVIII se vendía a un precio comparable a medio salario anual de un funcionario alemán, sigue firmando sus frascos para defender su marca y su autenticidad.
Colonia (Köln).
Se trata de la cuarta ciudad más grande de Alemania y una de las más visitadas.

Vista de la ciudad
Ubicada a las orillas del Rin, Colonia tiene uno de los carnavales más famosos del mundo y posee un gran patrimonio histórico que la convierte en uno de los destinos turísticos más importantes de Europa.
Calles tranquilas, repletas de flores, respetuosas con los peatones y con los ciclistas.
Tengo que reconocer que la ciudad ha dejado una deuda pendiente conmigo, el museo del chocolate; de haberlo sabido en aquel momento, nunca me hubiese perdido algo tan fantástico.

Museo del chocolate
Además del famoso museo del chocolate a orillas del Rhin, cita obligada si viajas con niños, también se puede visitar el Museo Ludwig que alberga obras del famoso Andy Warhol, Roy Liechtenstein, Pablo Picasso e incluso con un poco de suerte se pueden ver obras de Dalí.
Colonia alberga también la mayor cantidad de cervezas locales que se puede encontrar en cualquier otra ciudad de Europa. La más famosa es la Kölsch. (Consulta aquí nuestro artículo dedicado a “comer con cerveza”).
La catedral de Colonia, posiblemente la obra arquitectónica de estilo gótico más importante del mundo.
Esta imponente obra arquitectónica fue el edificio más alto del mundo hasta el año 1884 , cuando el monumento a Washington en la capital de Estados Unidos lo superó.
La catedral es uno de los principales atractivos de Alemania y posiblemente de toda Europa y es visitada por turistas de todo el mundo.
Han hecho falta 632 años para terminarla.
En el interior de la basílica podemos encontrar importantes obras de arte como, las vidrieras policromadas, el crucifijo de Gero del siglo X o el relicario de los tres reyes magos que supuestamente contiene sus restos.
Asombra la altura de sus torres, 157 metros de altura. Pero la verdadera razón por la que esta majestuosa catedral produce admiración es por la bellísima armonía del conjunto que la convierte en una maravillosa e insólita obra de estilo gótico.

Relicario de los tres Reyes Magos
En el año 1164, el arzobispo Rainald de Dassel, trajo las reliquias de los reyes magos desde Milán. Fue su sucesor, el arzobispo Felipe de Heinsberg quien mandó construir el relicario más grande del mundo donde se conservan los restos hasta nuestros días.
Peregrinos de toda Europa acuden a adorar las reliquias de los reyes magos, convirtiendo así a la ciudad en uno de los centros de peregrinación más importantes de la época medieval.
El proyecto superó en sus dimensiones a todas las obras arquitectónicas de su época y a diferencia del resto de las obras religiosas del país, no se optó por el estilo románico Alemán, sino que se siguieron los cánones de la arquitectura gótica que por aquel entonces se desarrollaba en las catedrales francesas.
Fue en 1880 cuando se colocó la última piedra de la catedral de Colonia.

Colonia durante la segunda guerra mundial
Durante la segunda guerra mundial, la catedral fue prácticamente lo único que quedó en pie en toda la ciudad.
Colonia fue bombardeada en varias ocasiones por parte de los aliados, los historiadores dicen que le impactaron, al menos, 14 bombas.
Es realmente impactante ver la catedral de Colonia de noche, se convierte en un verdadero espectáculo presidiendo las vistas de toda la ciudad.

Fachada principal de la catedral
Todavía hoy, la catedral de Colonia es el edificio gótico más alto del mundo.
Bonn
Las dos ciudades, forman junto con la ciudad de Leverkusen un área metropolitana denominada Área metropolitana de Colonia-Bonn.

aeropuerto internacional
Entre otras muchas cosas, las dos ciudades comparten un aeropuerto muy importante y al que se puede viajar desde España a unos precios muy económicos. En este aeropuerto operan varias compañías low-cost y lo convierten en uno de los de mayor tráfico de todo el país.
Bonn se encuentra a tan sólo 30 kilómetros de distancia de nuestro destino, a orillas del río Rin.
Es una ciudad con más de 2000 años de historia y es conocida en todo el mundo por haber sido la capital del país hasta la caída del muro de Berlín.
La ciudad de Bonn es el lugar ideal para pasear, realizar visitas culturales, conocer la gastronomía del país e incluso ir de compras.
Sus calles rebosan de gentes amables y respiran cultura por todas las esquinas.
Bonn es la ciudad natal del famoso músico internacional Ludwig van Beethoven y allí se encuentra el famoso museo dedicado al compositor.
En medio de la principal plaza de la ciudad, encontramos una estatua en bronce dedicada al ciudadano de Bonn más conocido mundialmente, Ludwig van Beethoven.
Acercarse a la estatua de Beethoven es una cita inexcusable si visitas la ciudad.
Precisamente, el monumento a Beethoven fue el lugar elegido para inmortalizar mi visita a la ciudad con mi buen amigo y anfitrión Alí Tagiran.
En tan sólo 48 horas, puedes aprender cosas increíbles en esta ciudad, y sobre todo, no te vayas sin tu “agua de colonia”.
El pequeño comercio en el callejón de la campana, nos traslada directamente a otra época.
Reflejos de la historia
Pero, cuando hablo de Reflejos de la Historia, me refiero a esas pequeñas cosas a las que se refería el maestro, a esa miserable casucha, a esa muestra modesta, a esos pequeños detalles que han permanecido en el olvido y que han perdurado en el tiempo como huellas implacables capaces de transportarnos directamente a otra época…
(click aquí para continuar leyendo nuestros “reflejos”).
Gustavo Díaz para Behind Business.
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