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Viaje hacia lo desconocido, Tarfaya

Con los majestuosos camellos que anuncian la entrada en el desierto, nos despedimos de Tan Tan  y comenzamos un viaje hacia lo desconocido. Tarfaya. La luz de la mañana es preciosa, en el horizonte más de 800 kilómetros hasta nuestro destino, Dakhla.

Noto la presencia del desierto, parece que el tiempo se para, es algo distinto, sobrecogedor. Es el Sáhara.

Hossain Benmoussa es un importante empresario del sector del pescado en Dakhla. Saharahui, perteneciente a una importante familia y nómada en sus genes, nos recoge de las manos de Nabih.

Viaje hacia lo desconocido. Tarfaya.

Oceano Atlántico

Hossain está acostumbrado a viajar miles y miles de kilómetros a través del desierto. Su carácter nómada y su capacidad emprendedora le han llevado a hacer negocios alrededor de todo el mundo. Especialista en el sector del pescado y los congelados, posee una importante factoría en el sur del país dotada con los últimos avances tecnológicos y por supuesto cumpliendo los más altos estándares de calidad internacional.

Nuestro amigo Hossain nos va a llevar hasta nuestro destino final, la antigua ciudad española Villa Cisneros, Dakhla.

Comenzamos ahora el viaje en coche hacia lo desconocido. Tarfaya, A nuestra derecha el inmenso y duro océano Atlántico, a la izquierda, el Sáhara y sobre nosotros, un implacable cielo azul.

Viaje hacia lo desconocido. Tarfaya.

Acantilados en Tarfaya

La carretera Nacional I es la única vía de comunicación entre Marruecos y el Sáhara occidental y atraviesa literalmente el país hasta llegar a Mauritania. Tiene solamente dos carriles y en varios tramos trabajan grandes excavadoras que van pasando la arena de un lado a otro, evitando así que el asfalto sea absorbido por el propio desierto. Las grandes máquinas trabajan sin cesar día tras día durante todo el año.

El camino se hace largo y el cielo azul pesa sobre nosotros. El paisaje es prácticamente igual a lo largo de todo el recorrido y sólo se rompe la monotonía cuando paramos a repostar en un área de servicio.

El océano embravecido brilla y el sol se refleja en la arena mojada.

Nos alejamos de la costa y Hossein nos habla del parque natural protegido que bordeamos donde se encuentran las lagunas de Naila, el parque nacional de Khnifiss.

Por fin llegamos a nuestra primera parada, Tarfaya.

Tarfaya es el punto de África más cercano a Canarias. En tiempos, antigua posesión española en el Sáhara llamada Villa Bens. La población se encuentra en Cabo Jubi y se adentra en el océano casi llegando a acariciar las costas de Fuerteventura.

Tarfaya era en su día un punto de escala obligatorio para los aeroplanos de la compañía que cubría en etapas la línea Toulousse-San Luis de Senegal. Aquí repostaban también los aviones en su ruta Europa-América.Viaje hacia lo desconocido. Tarfaya.

Lugar emblemático vinculado a Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito; una obra magistral que, pasando por cuento infantil, se puede considerar en realidad un completo tratado de filosofía que hace reflexionar sobre muchas cosas importantes de la vida.

Es en este escenario, una de las pistas de aterrizaje más desoladas del planeta, en el que aterrizó el piloto y escritor el 19 de octubre de 1927 para ser responsable de escala de la compañía francesa Aéropostale.

En Tarfaya, escribió su primera novela, Correo Sur. Y cuentan que también aquí, en sus ratos de soledad y reflexión en el desierto, encontró la inspiración para su obra maestra que, años después, escribiría en Estados Unidos, (algunos sostienen que el Principito también se sitúa imaginariamente en el desierto del Sáhara).

Tarfaya era en su día un significativo centro de comercio mundial y de correo postal.

En homenaje a la Aeropostale y al aviador, en el año 2004 se levanta el museo que lleva su nombre y que nos recuerda el papel que ejerció Saint-Exupéry como mediador en las negociaciones con españoles y tribus autóctonas en su árabe precario.

Viaje hacia lo desconocido. Tarfaya.

Monumento a Saint-Exupéry

El monumento parece un pequeño juguete.Se trata de un antiguo avión biplano de hélice, una pequeña avioneta con la que volaba el aviador y que parece una reproducción exacta a la que aparece en el libro. Nos da la sensación de que busca esa inocencia infantil que perseguía el autor, queriendo dejar claro el espíritu del libro y de Saint-Exupéry.

 

El autor de El principito decía que

 no hay que aprender a escribir, sino a ver. Que la literatura no es más que una consecuencia de haber visto y sobre todo vivido.

Saint-Exupéry, en Carta a un rehén, sintetizó su paso por el desierto:

Viví en el Sáhara. Soñé, también yo, después de tantos otros, con su magia. Cualquiera que haya conocido la vida en el Sáhara, donde aparentemente todo es mera soledad y desamparo, llora aquellos años, a pesar de todo, como los más hermosos que le ha tocado vivir.

Aprovechando el tirón del autor de El Principito llegaron a Tarfaya un vendaval de festivales culturales que sacuden el reino en los últimos años.

Continuamos el viaje dejando atrás una gran historia y el lugar donde posiblemente se sitúa el pequeño libro que todos leímos de niños pero que cuarenta años después sigue enseñándonos cosas increíbles.

Tarfaya es una de las grandes sorpresas que nos desvela Hossein. Pero sólo una más de un viaje que continúa hacia la región del rio de oro.

Viaje a lo desconocido. Tarfaya. Para Behind Business.

Continuamos el viaje hacia lo desconocido

Sahara Occidental, destino Dakhla (click aqui).

Sahara Occidental

Dakhla

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