Vieja política
Vieja política.
Una vez más, la historia nos ayuda a comprender los momentos que atravesamos en la actualidad.
Quizás deberíamos retroceder dos mil años atrás para entender la “nueva política” y muchas de las decisiones que en la actualidad nos colocan ante las grandes corrientes populistas de nuestra era más reciente.
O quizás, la vieja política.
Lo más prudente que puede hacer un hombre sensato y no muy intrépido cuando se encuentra con otro más fuerte que él es evitarlo y, sin avergonzarse, aguardar un cambio, hasta que el camino vuelva a quedar libre.
Marco Tulio Cicerón, primer humanista del Imperio Romano, maestro de la oratoria, defensor de la justicia, que se afanó durante tres décadas por servir a la ley heredada de sus mayores y por mantener la república, contribuye con su decisión a uno de esos momentos estelares en la historia universal.
Tres generales, en lugar de obedecer al senado y respetar las leyes del Imperio de Roma, se unen para formar un triunvirato y dividir un imperio inmenso, que abarca tres continentes, como si fuera un botín de guerra cualquiera.
es más peligroso que todos los demás, porque tiene fuerza de espíritu y voluntad de independencia. Hay que deshacerse de él.
Así, el nombre de Cicerón remata el documento más deshonroso de la historia de Roma. Con esa única proscripción es con la que en realidad se sella la sentencia de muerte de la república.
Stefan Zweig, muestra en su libro Momentos estelares de la humanidad, como diferentes de estos “momentos estelares”, marcan un rumbo durante décadas y siglos y como decisiones personales e inesperados puntos de inflexión de la historia deciden el futuro de muchas generaciones.
Posiblemente, decisiones como la del Primer Ministro del Reino Unido, de convocar un referéndum para la permanencia de su país en la Unión Europea, pueda considerarse otro de esos grandes momentos en nuestra historia reciente.
Un único “si”, un único “no”, hacen que ese momento sea irrevocable para cientos de generaciones, determinando la vida de un solo individuo, la de un pueblo entero e incluso el destino de toda la humanidad.
La denominada Realidad líquida, la brutal influencia de las redes sociales, la manipulación de nuestro comportamiento por la gran industria de la información, el Big Data y el mercado de datos, consiguen manipular a su antojo las decisiones de los ciudadanos que, sin apenas darse cuenta, contribuyen al desarrollo de los grandes poderes económicos. La nueva y la vieja política.
En el caso del Brexit, nadie les ha contado todavía a los ciudadanos del Reino Unido el enorme coste económico que todos ellos han de pagar durante décadas; aproximadamente 36.000 millones de Libras para un proceso que durará años y al que, según las estadísticas, tendrán que enfrentarse las generaciones que no lo han apoyado.
Desde la Grecia antigua, los políticos utilizan estrategias comunicativas en el debate político y la historia nos demuestra que todas ellas coinciden en los diferentes países, diferentes culturas, idiomas etc.
En situaciones como la que atravesamos en la actualidad, forman parte del juego político de la democracia los movimientos populistas en todas sus facetas.
En momentos de crisis económica, explosión de demandas sociales, grandes cifras de paro y desigualdad, corrientes migratorias y sobre todo falta de confianza, desafección política y percepción de falta de Democracia surgen los líderes “valientes” con el mensaje de salvar a su pueblo.
“America great again”.
Donald Trump
Por suerte, ningún artista es durante las veinticuatro horas de su jornada diaria artista. Todo lo que, de esencial, todo lo que de duradero consigue, se da siempre en los pocos y extraordinarios momentos de inspiración.
Pertenecemos a una generación que ha vivido un cambio de era en la seguridad y en las comunicaciones tras el fatídico 11S.
Asistimos también a una brutal evolución en el tráfico de datos.
Hemos asistido al mayor episodio de la historia en que la ficción se convierte en realidad tras el vaticinio de Los Simpson, que vieron a Donald Trump presidente del país más poderoso del mundo
Modernidad líquida, candidatos outsiders, grandes líderes estrellas de la televisión….
Pero hay algo que nunca cambia. Por suerte, podremos escribir la historia y podremos estudiarla, pero lo mejor siempre está por escribir.
Comentarios recientes